Llegué a la casa esa tarde, apurado, con una punzada en el corazón. Tenía ganas de abrazarla y decirle que la amaba, que todo iba a estar bien. Era un catorce de febrero, el día de los enamorados, y ella me había dejado.
Llegué a la casa esa tarde, apurado, con una punzada en el corazón. Tenía ganas de abrazarla y decirle que la amaba, que todo iba a estar bien. Era un catorce de febrero, el día de los enamorados, y ella me había dejado.