Por Luis Eduardo Vivero.
— dedicado a mi mamá.
Ya voy, mami, espérame otro poco.
Aquí está tibiecito, como el agua de coco.
Aguanta las patadas que doy en tu panza,
¡quiero salir, la paciencia no me alcanza!
Seré muy feliz porque que me vas a amar
como nunca lo has hecho,
también a abrazar y a cuidar,
y a tu lado tendré un techo.
Jugaremos toda la mañana y entonces verás
que no hay locura más grande que ser mamá.
Porque es un amor sin límites,
sin horario,
sin contrato,
sin vacaciones,
y con muchas satisfacciones.
(La mayor parte de las veces y al largo plazo,
pero eso no lo sabrás sino años después
de haberme tenido en tu regazo)
Entonces yo sabré
cómo es que alguien te cuide,
te proteja y te abrigue,
sin importad la edad,
ni el clima,
ni el sexo,
ni el dinero,
ni la educación.
Porque en esta ecuación
lo más importante es el amor.
Escritor de literatura infantil y de cuentos para niños grandes. Emprendedor, meditador e Ingeniero electrónico. Viajero cósmico y enamorado de la vida.